Bruce Lee llevaba siempre un cuaderno de notas en donde
escribía pensamientos y registraba lo importante. Esas anotaciones fueron
recuperadas hace poco tiempo, y salieron a la luz en los medios de
comunicación.
Una de las cosas más interesantes que se encontraron fueron
las descripciones de la rutina de ejercicios mentales que Bruce Lee realizaba
para fortalecer su espíritu y su cuerpo. Aquí puedes leer su rutina de
ejercicios:
Sobre la fuerza de
voluntad
“Reconocer que la fuerza de voluntad es la corte suprema de
todos los departamentos de la mente. Lo ejercitaré todos los días, cuando me
urja una acción con propósito; y lo haré un hábito diseñado para convertir el
poder de mi voluntad en acción al menos una vez al día.”
Sobre la emoción
“Darme cuenta de mis emociones positivas y negativas y
formarme el hábito diario de promover el desarrollo de las EMOCIONES POSITIVAS,
y ayudarme a convertir las negativas en algún uso positivo.”
Sobre la razón
"Reconocer que mis emociones positivas y negativas
podrían ser peligrosas si no son controladas y guiadas por un fin deseado, voy
a deponer todos mis deseos, mis objetivos y propósitos bajo las facultades de
la razón, y seré guiado por ella al expresar todo esto.”
Sobre la imaginación
“Reconocer la necesidad de decir mis planes y mis ideas para
obtener mis deseos, desarrollaré mi imaginación apelando a ella para que me
ayude en la formación de mis planes.”
Sobre la memoria
“Reconocer el valor de una memoria alerta, voy a propiciar
que la mía esté alerta preocupándome por imprimirle claramente todos los
pensamientos y deseos a recordar, y asociando esos pensamientos con los
objetivos relacionados, los cuales traeré a mi mente con frecuencia.”
Sobre el
subconsciente
“Reconocer el poder de mi subconsciente sobre mi voluntad,
debo presentarle una imagen definitiva de un PROPÓSITO PRINCIPAL en la vida y
de todos los propósitos menores que conducen al propósito mayor, y debo
mantener esta imagen CONSTANTEMENTE ante mi subconsciente y REPETIRLA
DIARIAMENTE.”
Sobre la conciencia
“Reconocer que mis emociones erran a menudo por su
entusiasmo excesivo, y mi facultad de la razón a menudo carece de los
sentimientos necesarios para permitirme combinar la justicia con la piedad en
mis juicios, le pediré a mi conciencia que me guíe en lo que es correcto e
incorrecto, pero nunca echaré a un lado su veredicto, sin importar cuál sea el
costo de asumirlo.”
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